Deficiencia de yodo

Deficiencia de yodo
eMedicine med/1187

La deficiencia de yodo produce bocio (llamado bocio endémico), y también cretinismo, lo que afecta al crecimiento normal del feto. El yodo es un elemento químico esencial que desde el punto de vista nutricional, se requiere en cantidades traza. En su metabolismo intervienen las hormonas tiroxina y la triyodotironina, que contienen yodo en su molécula y son segregadas por la glándula tiroides. La deficiencia de yodo es relativamente frecuente en zonas alejadas de la costa (cuando la dieta contiene pocos derivados de la pesca) o en zona montañosas (cuando se consumen productos vegetales cultivados en suelos pobres en este elemento).

En algunas de estas regiones, para mitigar el déficit de yodo, se enriquece la sal de mesa con pequeñas cantidades de yodo en forma de sal yodada. Esta sal contiene yoduro de sodio, yoduro de potasio o yodato de potasio. En otras zonas con deficiencia de yodo también se agregan estos compuestos a los alimentos, tales como harina, agua y leche.[1]​ Las algas y los pescados blancos son una buena fuente de yodo.[2]

Una baja concentración de tiroxina (T4, una de las dos hormonas de la glándula tiroides) en la sangre, inducida por una dieta pobre en yodo, da lugar a niveles elevados de la hormona TSH, que estimula la tiroides a aumentar sus procesos bioquímicos; el crecimiento y proliferación celular producen la característica hinchazón o hiperplasia de la glándula tiroides, o bocio. El comienzo del uso de sal con yodo a partir de la década de 1920 ha eliminado este problema en muchos países desarrollados; sin embargo, en Australia, Nueva Zelanda y varios países europeos, la deficiencia de yodo es un problema de relevancia que afecta la salud pública.[3]​ El problema es más frecuente en las naciones pobres. Las iniciativas para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares han influido sobre la reducción del consumo de sal en la dieta, lo que junto con la tendencia a consumir mayor cantidad de alimentos procesados preparados con sal no yodada implica que es menos probable que las personas puedan incorporar yodo a través de su consumo de alimentos.

Se define al bocio como endémico cuando afecta a más del diez por ciento de la población de una región; en la mayoría de los casos el bocio puede ser tratado mediante el suministro de suplementos de yodo. Si no se trata el bocio por períodos de unos cinco años, los suplementos de yodo pueden resultar ineficaces para reducir el tamaño de la glándula tiroides ya que la misma ha sufrido daños irreparables.

  1. «Registration». Thyroid Disease Manager (en inglés estadounidense). Consultado el 26 de marzo de 2022. 
  2. «Iodine in Seaweed». Archivado desde el original el 26 de septiembre de 2008. Consultado el 25 de julio de 2008. 
  3. Andersson M., Takkouche B., Egli I., Allen HE., De Benoist B. (2005). «Current global iodine status and progress over the last decade towards the elimination of iodine deficiency». Bull. World Health Organ. 83 (7): 518-525. PMID 16175826. 

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